Como ya sabéis muchos de los que pasáis a visitarme me dedico al Coaching de forma profesional, y hoy quiero confesaros que ¡yo también tengo un Coach!
Como ser humano que soy también estoy sometido a las dudas, o las incertidumbres de la vida y de las empresas.
Ser esposo y padre, dar conferencias, cursos, formaciones varias, viajar, cuadrar la agenda, tratar de conciliar la vida personal y profesional, y tener que estar dirigiendo y tomando decisiones afecta a cualquiera.
Por este motivo tengo un Coach.
A veces he trabajado con clientes (sobre todo en empresas) que no querían que se supiera que trabajaban con un Coach, pues pensaba que podía dar la sensación de que necesitaban ayuda, y eso podría restarles poder o autoridad frente a otras personas.
Por mi trabajo la mayoría de las personas o empresas que me llegan son aquellas que están en una situación complicada, y no saben muy bien que hacer.
Sin embargo también me encuentro excepcionalmente y en contadas ocasiones, con clientes que la vida les va bien, y que no tienen especiales “problemas” pero que sin embargo tienen la inquietud de mejorar, de crecer, de desarrollar nuevas perspectivas vitales, profesionales y empresariales.
Estos últimos clientes son los menos. Y aunque los que más abundan son los que les va “regular”, quiero aprovechar la oportunidad para recordaros que a las personas que les va bien, son de los que más invierten en seguir estando bien, y seguir mejorando. A lo mejor por eso les “va bien”.
Conocidas son las referencias a empresarios y deportistas de élite que aún estando arriba, reconocen que tienen el apoyo de alguien, el apoyo de un “coach”, y a pesar de estar en el olimpo de los dioses, aún siguen siendo humanos, y como tales, de vez en cuando sufren, padecen…
Saludos cordiales
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